La Opinion
Multitudinaria marcha en honor a César Chávez
Más de ocho mil personas participan en homenaje al legendario dirigente campesino
Patricia A. González-Portillo,
Reportera de La Opinión
Domingo, 22 de abril de 2001
Hace más de 30 años, Ignacia Ayala empacaba pepinos en el campo, no tenía Seguro Social y ganaba el sueldo mínimo. Su misión era darle una educación a sus nueve hijos.
No era precisamente un trabajo que le permitiera pagar universidades, ya que era madre soltera y apenas podía pagar la renta. Sin embargo, lo logró y atribuye su triunfo al legado de sacrificio que le "enseñó" el líder campesino César Chávez.
"Ahora todos mis hijos son profesionales", comentó esta mujer de 71 años originaria de Nayarit, México. "Ninguno es vago y su único vicio es la televisión. Tengo Seguro Social y estoy retirada. Todo eso se lo debo a la lucha de César Chávez. El me enseñó a luchar y a defenderme".
Por esta razón, Ayala, con sus pies cansados y sus manos arrugadas, se unió ayer a la marcha en honor al legendario líder campesino que les enseñó que "sí se puede".
Con pancartas del Sindicato de Trabajadores Agrícolas (UFW) y banderas que reflejan la lucha del movimiento campesino, más de ocho mil personas salieron a las calles por tercer año consecutivo en honor a la memoria del líder sindical. Eran casi tres mil más que el año anterior.
"Que Dios nos dé licencia de ver muchos indios", gritaba la señora Ayala.
La amenaza de lluvia, no fue ningún obstáculo para llevar a cabo la caminata que se realizó ayer a las 10:30 de la mañana en el estadio del Colegio del Este de Los Angeles.
Desde muy temprano miles de campesinos, maestros, carteros, políticos y productores de Hollywood, hacían línea para iniciar la marcha. Algunos llegaron en autobuses escolares mientras otros llegaron en carros lujosos como BMW y Mercedes Benz. Pero eso no les impidió unir sus voces a la multitud que participó en la caminata de dos millas y media y que se prolongó por casi tres horas alrededor del plantel.
Ejemplo para jóvenes
Algunos aprovecharon el momento para bailar en la avenida César Chávez; la cual fue cerrada para la celebración, al ritmo de canciones de los Tigres del Norte.
En la multitud iban hijos, nietos y otros familiares de Chávez, y además, la congresista Hilda Solís, los asambleístas Gil Cedillo y Thomas Calderón, entre otros.
"Es importante hacer conocer a la nueva generación quién fue mi padre", comentó Paul Chávez, hijo del líder sindical. "Fue un hombre de pocas palabras que no era muy elocuente, pero que fue un ejemplo para nosotros. Pero para seguir su tradición hay que seguir marchando y luchando por la justicia social. Si él pudo hacerlo, todos podemos hacerlo".
La marcha se realizó tres días antes de cumplirse el octavo aniversario de la muerte de Chávez, quien falleció a los 66 años, mientras dormía en un hotel de Yuma, Arizona, a donde había ido para seguir el desarrollo de uno de los tantos juicios promovidos contra su sindicato.
El asambleísta Calderón, quien representa las áreas de Montebello y Pico Rivera, llevó a más de 200 estudiantes de su distrito en cuatro autobuses escolares.
"Hace 20 años yo participaba en las huelgas, la gente nos acosaba y la policía nos arrestaba, pero no nos dimos por vencidos", dijo Calderón. "Ahora los latinos forman parte del liderazgo en California, pero no debemos olvidar de dónde venimos. César fue instrumental en lograr el liderazgo que ahora existe. El fue el que inició ese movimiento".
A Christian Vázquez, estudiante de la secundaria Pioneer, quien llegó en uno de los autobuses proporcionados por el asambleísta Calderón, la marcha le sirvió como "una escuela".
"Quiero aprender lo más que pueda sobre nuestra cultura", comentó el joven, "porque esto no me lo enseñan en la escuela".
Mientras los adultos gritaban para incitar a los automovilistas que pasaban por la Avenida César Chávez, algunos niños pedían a sus padres que los cargaran.
A Andrés Chávez, le importó poco ser nieto del líder sindical. Este niño de 7 años, abandonó la marcha después de caminar casi dos millas. Se subió a una camioneta que dirigía la marcha, cerró los ojos y se sentó.
Ante la pregunta si estaba cansado, el niño movió la cabeza y dijo:
"Mi abuelo caminó más", dijo. "El caminó mucho más".