La Opinion
Campesinas se enferman por efecto de pesticidas
No se recuperan aún del compuesto Lorsban que inhalaran hace una semana
Armando E. Botello
Corresponsal de La Opinión
SACRAMENTO.–Las 22 campesinas que el viernes pasado sufrieron por exposición a dos pesticidas tóxicos, continuaban sufriendo malestares físicos, mientras que una funcionaria del Sindicato de Campesinos confirmó que la compañía responsable del accidente ha cometido múltiples violaciones similares en el pasado.
"Esta compañía tiene horribles antecedentes y ha perdido su licencia anteriormente", dijo a La Opinión, Cruz Phillips, coordinadora del sindicato en Porteville, cerca de donde ocurrió el incidente.
De acuerdo a documentos del Departamento de Agricultura del Condado Kern, la compañía G.K. Lewis Aviation, ha cometido siete violaciones durante fumigaciones en los últimos cinco años, cinco de las cuales han involucrado la fuga y expansión de pesticidas como la ocurrido el viernes pasado. Su licencia fue suspendida en una ocasión por un período de 90 días.
"Esta vez queremos que se les cancele la licencia", agregó Phillips. Sin embargo, el comisionado agrícola del condado Kern, se negó a confirmar que dicha compañía era la responsable del incidente pues según dijo, se está conduciendo una investigación porque existe la posibilidad de que un piloto, propietario de su propia compañía, haya sido el responsable.
Las mujeres trabajaban en un campo de uva cuando los gases del pesticida que era rociado por un helicóptero en un campo de almendra cercano, empezaron a expandirse hacia ellas.
Ellas empezaron a notar malestares inmediatamente después y aunque trataron de alejarse del área, la nube tóxica continuaba afectándolas.
Los pesticidas fueron identificados como Omite y Lorsban, este último, también conocido como Dursban. Estos los había prohibido, tan sólo un día antes, el gobierno federal.
"Este pesticida es especialmente peligroso entre mujeres embarazadas, pues puede afectar el desarrollo del cerebro del feto, sin afectar a la misma madre", dijo a La Opinión, la doctora Marion Moses, del Centro de Educación sobre Pesticidas en San Francisco.
Afortunadamente ninguna de las mujeres estaba embarazada en el momento de ser expuestas. Después fueron enviadas al hospital de Delano, en donde, según se quejaron a este rotativo, fueron ridiculizadas por el personal médico, pues se insinuó varias veces que ellas fingían su enfermedad especialmente porque tuvieron que volver tres días después al seguir con los malestares.
"A pesar de que varias de nosotras nos desmayamos, y que yo no podía respirar… el conductor de la ambulancia dijo que estábamos fingiendo", declaró la señora Karen Ayala, quien también se quejó de la manera como fueron bañadas y particularmente por el trato del doctor Terry Brown quien las insultó.
"Sin saber que yo hablo inglés, el doctor Brown dijo que nos iban a colocar una etiqueta en la frente que diría que estabamos fingiendo nuestra enfermedad", dijo Ayala aunque admitió que posteriormente el mismo doctor le pidió disculpas.
El doctor Brown admitió a este diario haber dicho algunas cosas inapropiadas porque se había dejado influenciar por algunos comentarios hechos por los paramédicos quienes dijeron erróneamente, que los malestares se habían iniciado durante una reunión sindical.
Normalmente el contacto con ciertos productos causa malestares temporales, pero en este caso, la doctora Moses, dice creer que los síntomas han continuado porque la exposición duró un par de horas, pero los médicos que las examinaron no compartían esa opinión.
El problema, de acuerdo a la doctora, es que muchos doctores y personal médico que practican en clínicas rurales, no están capacitados o familiarizados con este tipo de problemas médicos.
"Por otra parte no existe una infraestructura para tratar este tipo de problema, además de que muchos de ellos [doctores y personal médico], no valora mucho la vida de estas gentes, esto es una injusticia y es un tipo de racismo", dijo la doctora Moses.
El doctor Brown y Kathie Wright, portavoz del hospital de Delano, dijeron que por el contrario, se cuenta con un proceso que se estudia y es ensayado, para tratar con este tipo de emergencias y a pesar de que el hospital es pequeño, y sólo se tiene cupo para seis pacientes en la sala de emergencia, se logró examinar con prontitud a todas las mujeres.
Sin embargo, Brown dijo no estar al tanto de que ciertos usos de un tipo similar del pesticida rociado a las mujeres habían sido prohibidos tan sólo un día antes y negó que éste pudiera provocar daños congénitos.
Por no contar con seguro, Ayala y sus compañeras no recibirán ninguna parte de los salarios que han perdido durante los días que no han podido trabajar.
En cuanto al costo de los servicios médicos proporcionados a las mujeres, el cual podría ser de varios cientos de dólares para cada una, la portavoz del hospital dijo ignorar si ellas contaban o no con seguro médico, aunque indicó que la norma del hospital es de no rehusarse a prestar servicio a nadie, cuentan con un programa para gente que carece de seguro y de fondos para el cual quizá podrían calificar.
© Copyright 2000 Lozano Enterprises. All Rights reserved