June 6 marks the 3rd anniversary since the passing of Helen Fabela Chavez, a humble young woman from Delano who joined her husband, Cesar Chavez, in starting to build the farm worker movement and whose fierce determination helped change the lives of thousands of farm workers and millions of others who were inspired by their cause. In his eulogy for his mother, Paul F. Chavez, president of the Cesar Chavez Foundation, said:
My brothers and sisters and I take offense at the notion that behind every great man is a strong woman. Helen Chavez never stood behind my father— she stood by his side, and sometimes even in front. In 1962, my mom and dad together made that fateful decision to give up their comfortable life, to move back to Delano and return to the fields. They knew there would be no paycheck—and a lot of sacrifice. And that she would have to go back to working in the fields—along with the older kids—to feed the family and buy gas so my father could organize. “We had nothing to begin with anyways,” my mom said, “so what do we got to lose?”
Aniversario luctuoso de Helen F. Chávez
Este 6 de junio será el tercer aniversario luctuoso de Helena Fabela Chávez, una mujer humilde de Delano que se unió a su esposo, Cesar Chávez, empezando a construir el movimiento campesino y que cuya determinación feroz ayudó a cambiar las vidas de miles de campesino y de otros que fueron inspirados por su causa. En este elogio para su madre, Paul F. Chávez, presidente de la Fundación Cesar Chávez dijo:
Mis hermanos y yo nos ofendemos con la noción de que detrás de un gran hombre hay una gran mujer. Helen Chávez nunca se paró detrás de mi padre, se paró a su lado y en ocasiones frente de él. En 1962 mi mamá y papá tomaron esa decisión transcendental de dejar su vida de comodidad para regresar a Delano y regresar a los campos. Sabían que no habría un sueldo fijo y sí mucho sacrificio. Ella regresaría a trabajar a los capos al lado de los hijos mayores para alimenta a la familia y comprar gas para que mi padre pudiera organizar, “De todos modos no teníamos nada para empezar”. Decía mi mamá, ¿”Qué hay que perder”?